Ya toda me Entregué, Santa Teresa de Jesús

Ya toda me entregué y dí,1
y de tal suerte he trocado,2
que mi Amado es para mí3
y yo soy para mi Amado.4

Cuando el dulce Cazador5
me tiró y dejó herida,6
en los brazos del amor7
mi alma quedó rendida;8
y, cobrando nueva vida,9
de tal manera he trocado,10
que mi Amado es para mí11
y yo soy para mi Amado.12

Hirióme con una flecha13
enherbolada de amor,14
y mi alma quedó hecha15
una con su Criador;16
Ya yo no quiero otro amor,17
pues a mi Dios me he entregado,18
y mi Amado es para mí19
y yo soy para mi Amado.20

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Análisis

Santa Teresa de Jesús (1515 – 1582) fue una religiosa que, además de crear numerosos conventos y ser una mujer muy inteligente y devota, pasó a formar parte de la historia de la Literatura Universal gracias a la calidad de sus versos. Trató temas religiosos y místicos y fue, junto a San Juan de la Cruz, la máxima representante de la literatura mística de la segunda mitad del Renacimiento.

Su obra más famosa es sin lugar a duda su villancico Vivo sin vivir en mí, pero el presente poema, cuyo título es Ya toda me entregué, es otra de sus composiciones más representativas. Este poema es también un villancico, que cuenta con veinte versos octosílabos de rima consonante agrupados en tres estrofas diferentes de cuatro versos la primera y ocho las demás.

El tema principal del poema es la entrega total que ella hace a su amado de su mente, su cuerpo y su alma (verso 1). Se trata de un amor mutuo y verdadero, un sentimiento recíproco que enriquece a ambos (versos 3 y 4). Y es que su Amado no es otro sino Dios, su Señor al que está personalizando y privatizando como si él ya sólo fuera a pertenecerle a ella.

A su vez encontramos otros temas secundarios en las estrofas segunda y tercera. Estos son: 1) Cómo la vida la ha llevado hasta su amado, que no ella de forma voluntaria lo ha buscado sino que fue evocada a ir hacia Él (versos 5 – 8). Esto lo expresa por medio de una metáfora: “el dulce Cazador”, quizás el cazador sea la vocación personificada o el Destino.

Ella, no obstante, está satisfecha con aquello que se le ha predestinado (versos 9 y 10). 2) Como si de una historia de amor normal y corriente se tratara emplea términos típicos del enamoramiento terrenal y propios de la mitología romana: “Hirióme con una flecha” (verso 13), quizás Cupido, dios del amor que va cargado con arco y flechas. Y asegura que su alma y el alma de su creador se convirtieron en una sola (verso 16). Aquí no sólo está hablando de su amor como si de un amor corriente se tratara, sino que le está atribuyendo a Dios cualidades propias del ser humano como es el hecho de poseer alma como nosotros lo entendemos. 3) Santa Teresa quiere reiterar su completa satisfacción y felicidad cuando dice que no desea otro amor (verso 17). Y cierra el poema con el verso de vuelta que coincide con el estribillo inicial (verso 20).

La mística en general y los poemas de Santa teresa de Jesús en particular, dejan todos los elementos propios de la religión cristiana al margen y se centran únicamente en el encuentro con Dios como ser anhelado.

Nota de Victoria Jorrat.

Jorrat, Victoria. Jun., 2014. Ya toda me Entregué, de Santa Teresa de Jesús. Poemario. Acceso en https://poemario.com/toda-entregue/

Ejemplos de figuras literarias en Ya toda me Entregué

Figuras Literarias Ejemplos Descripción
Metáfora "el dulce Cazador" Se refiere a Dios como un cazador amoroso que persigue el alma de la persona.
Metáfora "en los brazos del amor" El amor se describe como brazos que sostienen y protegen el alma.
Símil "mi alma quedó hecha una con su Criador" Se compara el alma con la unidad y fusión con Dios, su creador.
Prosopopeya "Cuando el dulce Cazador me tiró y dejó herida" Se le atribuye a Dios, representado como un cazador, la acción de herir al alma.
Hipérbole "Ya toda me entregué y dí" Exagera la entrega total de sí misma al amor divino.
Hiperbatón "de tal suerte he trocado" Alteración del orden lógico de las palabras para destacar el cambio experimentado.
Elipsis "Hirióme con una flecha enherbolada de amor" Omisión de elementos gramaticales que se deducen del contexto ("Dios" hirió).
Anáfora "que mi Amado es para mí y yo soy para mi Amado" Repetición de una misma estructura al principio de dos versos consecutivos para destacar la relación entre el alma y Dios.
Metonimia "flecha enherbolada de amor" Uso de "flecha" para representar el amor divino que hiere al alma.