Muerte Sin Fin, José Gorostiza

Lleno de mí, sitiado en mi epidermis1
por un dios inasible que me ahoga,2
mentido acaso3
por su radiante atmósfera de luces4
que oculta mi conciencia derramada,5
mis alas rotas en esquirlas de aire,6
mi torpe andar a tientas por el lodo;7
lleno de mí —ahíto— me descubro8
en la imagen atónita del agua,9
que tan sólo es un tumbo inmarcesible,10
un desplome de ángeles caídos11
a la delicia intacta de su peso,12
que nada tiene13
sino la cara en blanco14
hundida a medias, ya, como una risa agónica,15
en las tenues holandas de la nube16
y en los funestos cánticos del mar17
—más resabio de sal o albor de cúmulo18
que sola prisa de acosada espuma.19
No obstante —oh paradoja— constreñida20
por el rigor del vaso que la aclara,21
el agua toma forma.22
En él se asienta, ahonda y edifica,23
cumple una edad amarga de silencios24
y un reposo gentil de muerte niña,25
sonriente, que desflora26
un más allá de pájaros27
en desbandada.28
En la red de cristal que la estrangula,29
allí, como en el agua de un espejo,30
se reconoce;31
atada allí, gota con gota,32
marchito el tropo de espuma en la garganta33
¡qué desnudez de agua tan intensa,34
qué agua tan agua,35
está en su orbe tornasol soñando,36
cantando ya una sed de hielo justo!37
¡Mas qué vaso —también— más providente38
éste que así se hinche39
como una estrella en grano,40
que así, en heroica promisión, se enciende41
como un seno habitado por la dicha,42
y rinde así, puntual,43
una rotunda flor44
de transparencia al agua,45
un ojo proyectil que cobra alturas46
y una ventana a gritos luminosos47
sobre esa libertad enardecida48
que se agobia de cándidas prisiones!49

¡Más que vaso —también— más providente!50
Tal vez esta oquedad que nos estrecha51
en islas de monólogos sin eco,52
aunque se llama Dios,53
no sea sino un vaso54
que nos amolda el alma perdidiza,55
pero que acaso el alma sólo advierte56
en una transparencia acumulada57
que tiñe la noción de Él, de azul.58
El mismo Dios,59
en sus presencias tímidas,60
ha de gastar la tez azul61
y una clara inocencia imponderable,62
oculta al ojo, pero fresca al tacto,63
como este mar fantasma en que respiran64
—peces del aire altísimo—65
los hombres.66
¡Sí, es azul! ¡Tiene que ser azul!67
Un coagulado azul de lontananza,68
un circundante amor de la criatura,69
en donde el ojo de agua de su cuerpo70
que mana en lentas ondas de estatura71
entre fiebres y llagas;72
en donde el río hostil de su conciencia73
¡agua fofa, mordiente, que se tira,74
ay, incapaz de cohesión al suelo!75
en donde el brusco andar de la criatura76
amortigua su enojo,77
se redondea78
como una cifra generosa,79
se pone en pie, veraz, como una estatua.80
¿Qué puede ser —si no— si un vaso no?81
Un minuto quizá que se enardece82
hasta la incandescencia,83
que alarga el arrebato de su brasa,84
ay, tanto más hacia lo eterno mínimo85
cuanto es más hondo el tiempo que lo colma.86
Un cóncavo minuto del espíritu87
que una noche impensada,88
al azar89
y en cualquier escenario irrelevante90
con el vuelo del pájaro,91
estalla en él como un cohete herido92
y en sonoras estrellas precipita93
su desbandada pólvora de plumas.94
Mas en la médula de esta alegría,95
no ocurre nada, no;96
sólo un cándido sueño que recorre97
las estaciones todas de su ruta98
tan amorosamente99
que no elude seguirla a sus infiernos,100
ay, y con qué miradas de atropina,101
tumefactas e inmóviles, escruta102
el curso de la luz, su instante fúlgido,103
en la piel de una gota de rocío;104
concibe el ojo105
y el intangible aceite106
que nutre de esbeltez a la mirada;107
gobierna el crecimiento de las uñas108
y en la raíz de la palabra esconde109
el frondoso discurso de ancha copa110
y el poema de diáfanas espigas.111
Pero aún más —porque en su cielo impío112
nada es tan cruel como este puro goce—113
somete sus imágenes al fuego114
de especiosas torturas que imagina115
—las infla de pasión,116
en la prisma del llanto las deshace,117
las ciega con el lustre de un barniz,118
las satura de odios purulentos,119
rencores zánganos120
como una mala costra,121
angustias secas como la sed del yeso.122
Pero aún más —porque, inmune a la mácula,123
tan perfecta crueldad no cede a límites—124
perfora la substancia de su gozo125
con rudos alfileres;126
piensa el tumor, la úlcera y el chancro127
que habrán de festonar la tez pulida,128
toma en su mano etérea a la criatura129
y la enjuta, la hincha o la demacra,130
como a un copo de cera sudorosa,131
y en un ilustre hallazgo de ironía132
la estrecha enternecido133
con los brazos glaciales de la fiebre.134
Mas nada ocurre, no, sólo este sueño135
desorbitado136
que se mira a sí mismo en plena marcha;137
presume, pues, su término inminente138
y adereza en el acto139
el plan de su fatiga,140
su justa vacación141
su domingo de gracia allá en el campo,142
al fresco albor de las camisas flojas.143
¡Qué trebolar mullido, qué parasol de niebla144
se regala en el ánimo145
para gustar la miel de sus vigilias!146
Pero el ritmo es su norma, el solo paso,147
la sola marcha en círculo, sin ojos;148
así, aun de su cansancio, extrae149
¡hop!150
largas cintas de cintas de sorpresas151
que en un constante perecer enérgico,152
en un morir absorto,153
arrasan sin cesar su bella fábrica154
hasta que —hijo de su misma muerte,155
gestado en la aridez de sus escombros—156
siente que su fatiga se fatiga,157
se erige a descansar de su descanso158
y sueña que su sueño se repite,159
irresponsable, eterno,160
muerte sin fin de una obstinada muerte,161
sueño de garza anochecido a plomo162
que cambia sí de pie, mas no de sueño,163
que cambia sí la imagen,164
mas no la doncellez de su osadía165
¡oh inteligencia, soledad en llamas!166
que lo consume todo hasta el silencio,167
sí, como una semilla enamorada168
que pudiera soñarse germinando,169
probar en el rencor de la molécula170
el salto de las ramas que aprisiona171
y el gusto de su fruta prohibida,172
ay, sin hollar, semilla casta,173
sus propios impasibles tegumentos.174

¡Oh inteligencia, soledad en llamas175
que todo lo concibe sin crearlo!176
Finge el calor del lodo,177
su emoción de substancia adolorida,178
el iracundo amor que lo embellece179
y lo encumbra más allá de las alas180
a donde sólo el ritmo181
de los luceros llora,182
mas no le infunde el soplo que lo pone en pie183
y permanece recreándose a sí misma,184
única en Él, inmaculada, sola en Él,185
reticencia indecible,186
amoroso temor de la materia,187
angélico egoísmo que se escapa188
como un grito de júbilo sobre la muerte189
—oh inteligencia, páramo de espejos!190
helada emanación de rosas pétreas191
en la cumbre de un tiempo paralítico;192
pulso sellado;193
como una red de arterias temblorosas,194
hermético sistema de eslabones195
que apenas se apresura o se retarda196
según la intensidad de su deleite;197
abstinencia angustiosa198
que presume el dolor y no lo crea,199
que escucha ya en la estepa de sus tímpanos200
retumbar el gemido del lenguaje201
y no lo emite;202
que nada más absorbe las esencias203
y se mantiene así, rencor sañudo,204
una, exquisita, con su dios estéril,205
sin alzar entre ambos206
la sorda pesadumbre de la carne,207
sin admitir en su unidad perfecta208
el escarnio brutal de esa discordia209
que nutren vida y muerte inconciliables,210
siguiéndose una a otra211
como el día y la noche,212
una y otra acampadas en la célula213
como en un tardo tiempo de crepúsculo,214
ay, una nada más, estéril, agria,215
con Él, conmigo, con nosotros tres;216
como el vaso y el agua, sólo una217
que reconcentra su silencio blanco218
en la orilla letal de la palabra219
y en la inminencia misma de la sangre.220
¡ALELUYA, ALELUYA!221

Iza la flor su enseña,222
agua, en el prado.223
¡Oh, qué mercadería224
de olor alado!225

¡Oh, qué mercadería226
de tenue olor!227
¡cómo inflama los aires228
con su rubor!229

¡Qué anegado de gritos230
está el jardín!231
«¡Yo, el heliotropo, yo!»232
«¿Yo? El jazmín.»233

Ay, pero el agua,234
ay, si no huele a nada.235

Tiene la noche un árbol236
con frutos de ámbar;237
tiene una tez la tierra,238
ay, de esmeraldas.239

El tesón de la sangre240
anda de rojo;241
anda de añil el sueño;242
la dicha, de oro.243

Tiene el amor feroces244
galgos morados;245
pero también sus mieses,246
también sus pájaros.247

Ay, pero el agua,248
ay, si no luce a nada.249

Sabe a luz, a luz fría,250
sí, la manzana.251
¡Qué amanecida fruta252
tan de mañana!253
¡Qué anochecido sabes,254
tú, sinsabor!255
¡cómo pica en la entraña256
tu picaflor!257

Sabe la muerte a tierra,258
la angustia a hiel.259
Este morir a gotas260
me sabe a miel.261

Ay, pero el agua,262
ay, si no sabe a nada.263

(BAILE)

Pobrecilla del agua,264
ay, que no tiene nada,265
ay, amor, que se ahoga,266
ay, en un vaso de agua.267

En el rigor del vaso que la aclara,268
el agua toma forma269
—ciertamente.270
Trae una sed de siglos en los belfos,271
una sed fría, en punta, que ara cauces272
en el sueño moroso de la tierra,273
que perfora sus miembros florecidos,274
como una sangre cáustica,275
incendiándolos, ay, abriendo en ellos276
desapacibles úlceras de insomnio.277
Más amor que sed; más que amor, idolatría,278
dispersión de criatura estupefacta279
ante el fulgor que blande280
—germen del trueno olímpico— la forma281
en sus netos contornos fascinados.282
¡Idolatría, sí idolatría!283
Mas no le basta el ser un puro salmo,284
un ardoroso incienso de sonido;285
quiere, además, oírse.286
Ni le basta tener sólo reflejos287
—briznas de espuma288
para el ala de luz que en ella anida;289
quiere, además, un tálamo de sombra,290
un ojo,291
para mirar el ojo que la mira.292
En el lago, en la charca, en el estanque,293
en la entumida cuenca de la mano,294
se consuma este rito de eslabones,295
este enlace diabólico296
que encadena el amor a su pecado.297
En el nítido rostro sin facciones298
el agua, poseída,299
siente cuajar la máscara de espejos300
que el dibujo del vaso le procura.301
Ha encontrado, por fin,302
en su correr sonámbulo,303
una bella, puntual fisonomía.304
Ya puede estar de pie frente a las cosas.305
Ya es ella también, aunque por arte306
de estas limpias metáforas cruzadas,307
un encendido vaso de figuras.308
El camino, la barda, los castaños,309
para durar el tiempo de una muerte310
gratuita y prematura, pero bella,311
ingresan por su impulso312
en el suplicio de la imagen propia313
y en medio del jardín, bajo las nubes,314
descarnada lección de poesía,315
instalan un infierno alucinante.316

Pero el vaso en sí mismo no se cumple.317
Imagen de una deserción nefasta318
¿qué esconde en su rigor inhabitado,319
sino esta triste claridad a ciegas,320
sino esta tentaleante lucidez?321
Tenedlo ahí, sobre la mesa, inútil.322
Epigrama de espuma que se espiga323
ante un auditorio anestesiado,324
incisivo clamor que la sordera325
tenaz de los objetos amordaza,326
flor mineral que se abre para adentro327
hacia su propia luz,328
espejo ególatra329
que se absorbe a sí mismo contemplándose.330
Hay algo en él, no obstante, acaso un alma,331
el instinto augural de las arenas,332
una llaga tal vez que debe al fuego,333
en donde le atosiga su vacío.334
Desde este erial aspira a ser colmado.335
En el agua, en el vino, en el aceite,336
articula el guión de su deseo;337
se ablanda, se adelgaza;338
ya su sobrio dibujo se le nubla,339
ya embozado en el giro de un reflejo,340
en un llanto de luces se liquida.341

Mas la forma en sí misma no se cumple.342
Desde su insigne trono faraónico,343
magnánima,344
deífica,345
constelada de epítetos esdrújulos,346
rige con hosca mano de diamante.347
Está orgullosa de su orondo imperio.348
¡En las augustas pituitarias de ónice349
no juega, acaso, el encendido aroma350
con que arde a sus pies la poesía?351
¡Ilusión, nada más gentil narcótico352
que puebla de fantasmas los sentidos!353
Pues desde ahí donde el dolor emite354
¡oh turbio sol de podre!355
el esmerado brillo que lo embosca,356
ay, desde ahí, presume la materia357
que apenas cuaja su dibujo estricto358
y ya es un jardín de huellas fósiles,359
estruendoso fanal,360
rojo timbre de alarma en los cruceros361
que gobierna la ruta hacia otras formas.362
La rosa edad que esmalta su epidermis363
—senil recién nacida—364
envejece por dentro a grandes siglos.365
Trajo puesta la proa a lo amarillo.366
El aire se coagula entre sus poros367
como un sudor profuso368
que se anticipa a destilar en ellos369
una esencia de rosas subterráneas.370
Los crudos garfios de su muerte suben,371
como musgo, por grietas inasibles,372
ay, la hostigan con tenues mordeduras373
y abren hueco por fin a aquel minuto374
—¡miradlo en la lenteja del reloj,375
neto, puntual, exacto,376
correrse un eslabón cada minuto!—377
cuando al soplo infantil de un parpadeo,378
la egregia masa de ademán ilustre379
podrá caer de golpe hecha cenizas.380

No obstante —¿por qué no?— también en ella381
tiene un rincón el sueño,382
árido paraíso sin manzana383
donde suele escaparse de su rostro,384
por el rostro marchito del espectro385
que engendra aletargada, su costilla.386
El vaso de agua es el momento justo.387
En su audaz evasión se transfigura,388
tuerce la órbita de su destino389
y se arrastra en secreto hacia lo informe.390
La rapiña del tacto no se ceba391
—aquí, en el sueño inhóspito—392
sobre el templado nácar de su vientre,393
ni la flauta Don Juan que la requiebra394
musita su cachonda serenata.395
El sueño es cruel,396
ay, punza, roe, quema, sangra, duele.397
Tanto ignora infusiones como ungüentos.398
En los sordos martillos que la afligen399
la forma da en el gozo de la llaga400
y el oscuro deleite del colapso.401
Temprana madre de esa muerte niña402
que nutre en sus escombros paulatinos,403
anhela que se hundan sus cimientos404
bajo sus plantas, ay, entorpecidas405
por una espesa lentitud de lodo;406
oye nacer el trueno del derrumbe;407
siente que su materia se derrama408
en un prurito de ácidas hormigas;409
que, ya sin peso, flota410
y en un claro silencio se deslíe.411
Por un aire de espejos inminentes412
¡oh impalpables derrotas del delirio!413
cruza entonces, a velas desgarradas,414
la airosa teoría de una nube.415

En la red de cristal que la estrangula,416
el agua toma forma,417
la bebe, sí, en el módulo del vaso,418
para que éste también se transfigure419
con el temblor del agua estrangulada420
que sigue allí, sin voz, marcando el pulso421
glacial de la corriente.422
Pero el vaso423
—a su vez—424
cede a la informe condición del agua425
a fin de que —a su vez— la forma misma,426
la forma en sí, que está en el duro vaso427
sosteniendo el rencor de su dureza428
y está en el agua de aguijada espuma429
como presagio cierto de reposo,430
se pueda sustraer al vaso de agua;431
un instante, no más,432
no más que el mínimo433
perpetuo instante del quebranto,434
cuando la forma en sí, la pura forma,435
se abandona al designio de su muerte436
y se deja arrastrar, nubes arriba,437
por ese atormentado remolino438
en que los seres todos se repliegan439
hacia el sopor primero,440
a construir el escenario de la nada.441
Las estrellas entonces ennegrecen.442
Han vuelto al dardo insomne443
a la noche perfecta de su aljaba.444

Porque en el lento instante del quebranto,445
cuando los seres todos se repliegan446
hacia el sopor primero447
y en la pira arrogante de la forma448
se abrasan, consumidos por su muerte449
—¡ay, ojos, dedos, labios,450
etéreas llamas del atroz incendio!—451
el hombre ahoga con sus manos mismas,452
en un negro sabor de tierra amarga,453
los himnos claros y los roncos trenos454
con que cantaba la belleza,455
entre tambores de gangoso idioma456
y esbeltos címbalos que dan al aire457
sus golondrinas de latón agudo;458
ay, los trenos e himnos que loaban459
la rosa marinera460
que consuma el periplo del jardín461
con sus velas henchidas de fragancia;462
y el malsano crepúsculo de herrumbre,463
amapola del aire lacerado464
que se pincha en las púas de un gorjeo;465
y la febril estrella, lis de calosfrío,466
punto sobre las íes467
de las tinieblas;468
y el rojo cáliz del pezón macizo,469
sola flor de granado470
en la cima angustiosa del deseo,471
y la mandrágora del sueño amigo472
que crece en los escombros cotidianos473
—ay, todo el esplendor de la belleza474
y el bello amor que la concierta toda475
en un orbe de imanes arrobados.476

Porque el tambor rotundo477
y las ricas bengalas que los címbalos478
tremolan en la altura de los cantos,479
se anegan, ay, en un sabor de tierra amarga,480
cuando el hombre descubre en sus silencios481
que su hermoso lenguaje se le agosta,482
se le quema —confuso— en la garganta,483
exhausto de sentido;484
ay, su aéreo lenguaje de colores,485
que así se jacta del matiz estricto486
en el humo aterrado de sus sienas487
o en el sol de sus tibios bermellones;488
él, que discurre en la ansiedad del labio489
como una lenta rosa enamorada;490
él, que cincela sus celos de paloma491
y modula sus látigos feroces;492
que salta en sus caídas493
con un ruidoso síncope de espumas;494
que prolonga el insomnio de su brasa495
en las mustias cenizas del oído;496
que oscuramente repta497
e hinca enfurecido la palabra498
de hiel, la tuerta frase de ponzoña;499
él que labra el amor del sacrificio500
en columnas de ritmos espirales,501
sí, todo él, lenguaje audaz del hombre,502
se le ahoga —confuso— en la garganta503
y de su gracia original no queda504
sino el horror de un pozo desecado505
que sostiene su mueca de agonía.506
Porque el hombre descubre en sus silencios507
que su hermoso lenguaje se le agosta508
en el minuto mismo del quebranto,509
cuando los peces todos510
que en cautelosas órbitas discurren511
como estrellas de escamas, diminutas,512
por la entumida noche submarina,513
cuando los peces todos514
y el ulises salmón de los regresos515
y el delfín apolíneo, pez de dioses,516
deshacen su camino hacia las algas;517
cuando el tigre que huella518
la castidad del musgo519
con secretas pisadas de resorte520
y el bóreas de los ciervos presurosos521
y el cordero Luis XV, gemebundo,522
y el león babilónico523
que añora el alabastro de los frisos524
—¡flores de sangre, eternas,525
en el racimo inmemorial de las especies!—526
cuando todos inician el regreso527
a sus mudos letargos vegetales;528
cuando la aguda alondra se deslíe529
en el agua del alba,530
mientras las aves todas531
y el solitario búho que medita532
con su antifaz de fósforo en la sombra,533
la golondrina de escritura hebrea534
y el pequeño gorrión, hambre en la nieve,535
mientras todas las aves se disipan536
en la noche enroscada del reptil;537
cuando todo —por fin— lo que anda o repta538
y todo lo que vuela o nada, todo,539
se encoge en un crujir de mariposas,540
regresa a sus orígenes541
y al origen fatal de sus orígenes,542
hasta que su eco mismo se reinstala543
en el primer silencio tenebroso.544

Porque los bellos seres que transitan545
por el sopor añoso de la tierra546
—¡tragos de sangre, libres,547
en la pantalla de su sueño impuro!—548
todos se dan a un frenesí de muerte,549
ay, cuando el sauce550
acumula su llanto551
para urdir la substancia de un delirio552
en que —¡tú! ¡yo! ¡nosotros!— de repente,553
a fuerza de atar nombres destemplados,554
ay, no le queda sino el tronco prieto,555
desnudo de oración ante su estrella;556
cuando con él, desnudos, se sonrojan557
el álamo temblón de encanecida barba558
y el eucalipto rumoroso,559
témpano de follaje560
y tornillo sin fin de la estatura561
que se pierde en las nubes, persiguiéndose;562
y también el cerezo y el durazno563
en su loca efusión de adolescentes564
y la angustia espantosa de la ceiba565
y todo cuanto nace de raíces,566
desde el heroico roble hasta la impúbera567
menta de boca helada;568
cuando las plantas de sumisas plantas569
retiran el ramaje presuntuoso,570
se esconden en sus ásperas raíces571
y en la acerba raíz de sus raíces572
y presas de un absurdo crecimiento573
se desarrollan hacia la semilla,574
hasta quedar inmóviles575
¡oh cementerios de talladas rosas!576
en los duros jardines de la piedra.577

Porque desde el anciano roble heroico578
hasta la impúbera579
menta de boca helada,580
ay, todo cuanto nace de raíces581
establece sus tallos paralíticos582
en los duros jardines de la piedra,583
cuando el rubí de angélicos melindres584
y el diamante iracundo585
que fulmina a la luz con un reflejo,586
más el ario zafir de ojos azules587
y la geórgica esmeralda que se anega588
en el abrilde su robusta clorofila,589
una a una, las piedras delirantes,590
con sus lindas hermanas cenicientas,591
turquesa, lapislázuli, alabastro,592
pero también el oro prisionero593
y la plata de lengua fidedigna,594
ingenuo ruiseñor de los metales595
que se ahoga en el agua de su canto;596
cuando las piedras finas597
y los metales exquisitos, todos,598
regresan a sus nidos subterráneos599
por las rutas candentes de la llama,600
ay, ciegos de su lustre,601
ay, ciegos de su ojo,602
que el ojo mismo,603
como un siniestro pájaro de humo,604
en su aterida combustión se arranca.605

Porque raro metal o piedra rara,606
así como la roca escueta, lisa,607
que figura castillos608
con sólo naipes de aridez y escarcha,609
y así la arena de arrugados pechos610
y el humus maternal de entraña tibia,611
ay, todo se consume612
con un mohíno crepitar de gozo,613
cuando la forma en sí, la forma pura,614
se entrega a la delicia de su muerte615
y en su sed de agotarla a grandes luces616
apura en una llama617
el aceite ritual de los sentidos,618
que sin labios, sin dedos, sin retinas,619
sí paso a paso, muerte a muerte, locos,620
se acogen a sus túmidas matrices,621
mientras unos a otros se devoran622
al animal, la planta623
a la planta, la piedra624
a la piedra, el fuego625
al fuego, el mar626
al mar, la nube627
a la nube, el sol628
hasta que todo este fecundo río629
de enamorado semen que conjuga,630
inaccesible al tedio,631
el suntuoso caudal de su apetito,632
no desemboca en sus entrañas mismas,633
en el acre silencio de sus fuentes,634
entre un fulgor de soles emboscados,635
en donde nada es ni nada está,636
donde el sueño no duele,637
donde nada ni nadie, nunca, está muriendo638
y solo ya, sobre las grandes aguas,639
flota el Espíritu de Dios que gime640
con un llanto más llanto aún que el llanto,641
como si herido —¡ay, Él también!— por un cabello642
por el ojo en almendra de esa muerte643
que emana de su boca,644
hubiese al fin ahogado su palabra sangrienta.645
¡ALELUYA, ALELUYA!646

¡Tan-tan! ¿Quién es? Es el Diablo,647
es una espesa fatiga,648
un ansia de trasponer649
estas lindes enemigas,650
este morir incesante,651
tenaz, esta muerte viva,652
¡oh Dios! que te está matando653
en tus hechuras estrictas,654
en las rosas y en las piedras,655
en las estrellas ariscas656
y en la carne que se gasta657
como una hoguera encendida,658
por el canto, por el sueño,659
por el color de la vista.660

¡Tan-tan! ¿Quién es? Es el Diablo,661
ay, una ciega alegría,662
un hambre de consumir663
el aire que se respira,664
la boca, el ojo, la mano;665
estas pungentes cosquillas666
de disfrutarnos enteros667
en sólo un golpe de risa,668
ay, esta muerte insultante,669
procaz, que nos asesina670
a distancia, desde el gusto671
que tomamos en morirla,672
por una taza de té,673
por una apenas caricia.674

¡Tan-tan! ¿Quién es? Es el Diablo,675
es una muerte de hormigas676
incansables, que pululan677
¡oh Dios! sobre tus astillas,678
que acaso te han muerto allá,679
siglos de edades arriba,680
sin advertirlo nosotros,681
migajas, borra, cenizas682
de ti, que sigues presente683
como una estrella mentida684
por su sola luz, por una685
luz sin estrella, vacía,686
que llega al mundo escondiendo687
su catástrofe infinita.688

(BAILE)

Desde mis ojos insomnes689
mi muerte me está acechando,690
me acecha, sí, me enamora691
con su ojo lánguido.692
¡Anda putilla del rubor helado,693
anda, vámonos al diablo!694

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  • Carolina Aguillón Jun., 2022

    la indómita enfermedad no se comprende si no nos visita….


Análisis

En este poema vamos a ver lo que el poeta entiende por fe, el amor a Dios, vivir la religión, el amor y también, y no menos importante, la tentación del diablo y la muerte como una etapa que el hombre tiene que afrontar porque nace para llegar a ella.

El poeta nos habla de un Dios que no se puede coger, tocar y que está envuelto en adornos, en superficialidades que alejan al poeta de su fe. Todo se pierde, todo queda sin sentido. Lo único puro y fresco es el agua. La visión del mar es la visión de lo divino. El blanco de las olas es como las alas de los ángeles y su tez es la propia marea que corre con ansiedad, sin control a la orilla.

El agua tiene forma, la del continente que la guarda, como un vaso. Allí encerrada, observa, se marchita y muere encerrada. El agua cristalina nos refleja, crea colores al incidir la luz en sus gotas y al mismo tiempo, nos da más sed. Dios es ese vaso que contiene el agua fresca, es quien nos da de beber.

Pero ese mismo Dios no se conforma y desea darnos más de lo que tiene. No quiere contener ese agua, ésta fe. El poeta se pregunta si ese vaso es Dios o realmente es nuestra alma llena de Dios. El alma es azul, como el color del cielo. Dios aporta ese aire fresco que sentimos, como la brisa frente al mar, que notamos y saboreamos en los labios.

Esa alma, esa luz celestial, nos llena y también nos hace enfermar y, al mismo tiempo, tira de nosotros cuando sentimos que caemos. Es alma, esa luz, quema cuando sentimos a ese Dios que nos contiene, que nos abraza. Aun así, en ocasiones notamos un vacío que es imposible de llenar.

Nuestro camino vital, en todas las etapas de nuestra vida, busca creer. A medida que crecemos somos más racionales y la fe no es igual, ni se siente de la misma forma. Aun así ésta, el agua fresca, está dormida hasta que vuelve a brotar. La fe ha hecho que se quemen, en momentos de la historia, sus imágenes, que se haya torturado y asesinado. Ha sido perseguida y, sin embargo los creyentes se han mantenido firmes, puros y con más fuerza.

Aunque la enfermedad desfigura al enfermo y puede acabar con su vida, la fe no se resiente y está presente en su despedida, en su entierro. Esta su lado y no lo deja sólo, le da el consuelo y el amor que necesita. El recuerdo y presencia del hijo de Dios, cada día en la misa a través de ella o junto a las imágenes, en las procesiones, para el poeta es una muerte, una y otra vez, de la fe y, al mismo tiempo, es la renovación constante de la misma. Es un ciclo que se abre y cierra de manera circular. La fe también es el deseo de que Cristo vuelva a estar entre los hombres y nos guíe a Dios, nuestra fe, porque estamos perdidos.

Nota de Susana Marín.

Marín, Susana. Abr., 2015. Muerte Sin Fin, de José Gorostiza. Poemario. Acceso en https://poemario.com/muerte-sin-fin/

Ejemplos de figuras literarias en Muerte Sin Fin

Figuras literarias Ejemplos Descripción
Metáfora "sitiado en mi epidermis por un dios inasible" Comparación indirecta del sentimiento de asfixia o presión interna con un dios inalcanzable que lo causa.
Metáfora "mis alas rotas en esquirlas de aire" Compara limitaciones o fracasos con alas rotas que se desintegran en fragmentos de aire.
Personificación (prosopopeya) "lleno de mí —ahíto— me descubro en la imagen atónita del agua" Se atribuye sorpresa o asombro a la imagen del agua, como si reflejara las emociones.
Metonimia "y en la raíz de la palabra esconde el frondoso discurso de ancha copa" La "raíz de la palabra" representa el origen o la base del pensamiento y la comunicación, mientras que el "frondoso discurso de ancha copa" simboliza la riqueza y la profundidad de las ideas expresadas en palabras.
Anáfora "¡Mas qué vaso —también— más providente... Más que vaso —también— más providente!" Repetición de la frase "¡Mas qué vaso —también— más providente" al comienzo de dos versos consecutivos, enfatizando la importancia y el poder del vaso, que también puede representar a Dios.
Hiperbatón "Un coagulado azul de lontananza" Alteración del orden normal de las palabras para dar énfasis a la idea de un azul lejano y espeso, creando una imagen visual potente.
Elipsis "¡agua fofa, mordiente, que se tira, ay, incapaz de cohesión al suelo!" Omisión de palabras o frases que se sobreentienden en el contexto, como "incapaz de cohesión" en lugar de "incapaz de mantenerse unida", lo que genera un efecto de economía de lenguaje y mayor impacto emocional.
Símil "como una estrella en grano" Comparación directa del vaso llenándose con una estrella en crecimiento, destacando la luminosidad y la belleza del proceso.
Personificación (prosopopeya) "un desplome de ángeles caídos a la delicia intacta de su peso" Se atribuyen características humanas a los ángeles al describirlos como "caídos" y experimentando "delicia" por su propio peso, lo que crea una imagen poética y emotiva.
Aliteración "una rotunda flor de transparencia al agua" La repetición del sonido "r" en el verso enfatiza la idea de la transparencia del agua y su belleza, similar a la de una flor.
Metonimia "el salto de las ramas que aprisiona" Las "ramas" representan las limitaciones y las barreras que uno enfrenta en la vida, y el "salto" simboliza el intento de superar esos obstáculos.
Anáfora "ay, y con qué miradas de atropina... ay, sin hollar, semilla casta" Repetición de la exclamación "ay" al comienzo de dos versos consecutivos, lo que intensifica la emoción y la preocupación sobre la vida y la realidad.
Hiperbatón "¡oh inteligencia, soledad en llamas!" Inversión del orden normal de las palabras para destacar la idea de una soledad ardiente que se asocia con la inteligencia, creando una imagen emocionalmente poderosa.
Elipsis "que cambia sí de pie, mas no de sueño" Omisión de palabras o frases que se sobreentienden en el contexto, como "cambia de posición" en lugar de "cambia de pie", lo que ahorra palabras y enfatiza la idea de un sueño persistente e inmutable.