Letanía de Nuestro Señor Don Quijote, Rubén Darío

Rey de los hidalgos, señor de los tristes,1
que de fuerza alientas y de ensueños vistes,2
coronado de áureo yelmo de ilusión;3
que nadie ha podido vencer todavía,4
por la adarga al brazo, toda fantasía,5
y la lanza en ristre, toda corazón.6

Noble peregrino de los peregrinos,7
que santificaste todos los caminos8
con el paso augusto de tu heroicidad,9
contra las certezas, contra las conciencias10
y contra las leyes y contra las ciencias,11
contra la mentira, contra la verdad...12

¡Caballero errante de los caballeros,13
varón de varones, príncipe de fieros,14
par entre los pares, maestro, salud!15
!Salud, porque juzgo que hoy muy poca tienes,16
entre los aplausos o entre los desdenes,17
y entre las coronas y los parabienes18
y las tonterías de la multitud! 19

!Tú, para quien pocas fueran las victorias20
antiguas y para quien clásicas glorias21
serían apenas de ley y razón,22
soportas elogios, memorias, discursos,23
resistes certámenes, tarjetas, concursos,24
y, teniendo a Orfeo, tienes a orfeón! 25

Escucha, divino Rolando del sueño,26
a un enamorado de tu Clavileño,27
y cuyo Pegaso relincha hacia ti;28
escucha los versos de estas letanías,29
hechas con las cosas de todos los días30
y con otras que en lo misterioso vi. 31

¡Ruega por nosotros, hambrientos de vida,32
con el alma a tientas, con la fe perdida,33
llenos de congojas y faltos de sol,34
por advenedizas almas de manga ancha,35
que ridiculizan el ser de la Mancha,36
el ser generoso y el ser español! 37

¡Ruega por nosotros, que necesitamos38
las mágicas rosas, los sublimes ramos39
de laurel! Pro nobis ora, gran señor.40
¡Tiembla la floresta de laurel del mundo,41
y antes que tu hermano vago, Segismundo,42
el pálido Hamlet te ofrece una flor!43

Ruega generoso, piadoso, orgulloso;44
ruega casto, puro, celeste, animoso;45
por nos intercede, suplica por nos,46
pues casi ya estamos sin savia, sin brote,47
sin alma, sin vida, sin luz, sin Quijote,48
sin pies y sin alas, sin Sancho y sin Dios. 49

De tantas tristezas, de dolores tantos,50
de los superhombres de Nietzsche, de cantos51
áfonos, recetas que firma un doctor,52
de las epidemias de horribles blasfemias53
de las Academias,54
líbranos, señor. 55

De rudos malsines,56
falsos paladines,57
y espíritus finos y blandos y ruines,58
del hampa que sacia59
su canallocracia60
con burlar la gloria, la vida, el honor,61
del puñal con gracia,62
¡líbranos, señor! 63

Noble peregrino de los peregrinos,64
que santificaste todos los caminos,65
con el paso augusto de tu heroicidad,66
contra las certezas, contra las conciencias67
y contra las leyes y contra las ciencias,68
contra la mentira, contra la verdad... 69

Ora por nosotros, señor de los tristes,70
que de fuerza alientas y de ensueños vistes,71
coronado de áureo yelmo de ilusión;72
¡que nadie ha podido vencer todavía,73
por la adarga al brazo, toda fantasía,74
y la lanza en ristre, toda corazón!75

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Análisis

El poema Letanía de nuestro señor Don Quijote fue escrito por Rubén Darío, cuando tenía treinta y ocho años de edad, para ser leído en el tercer centenario de la publicación del Quijote, durante un acto de homenaje a Cervantes organizado por el Ateneo de Madrid en mayo de 1905. En julio de ese mismo año, se publicó Cantos de vida y esperanza, libro que incluía ese poema y del que Darío dijo en su autobiografía:

Si Azul… simboliza el comienzo de mi primavera, y Prosas profanas mi primavera plena, Cantos de vida y esperanza encierra las esencias y savias de mi otoño. […]

Al escribir Cantos de vida y esperanza yo había explorado no solamente el campo de poéticas extranjeras, sino también los cancioneros antiguos, la obra ─ya completa, ya fragmentaria─ de los primitivos de la poesía española, en los cuales encontré riqueza de expresión…

Este libro introduce en la producción poética de Darío el tratamiento de problemas políticos, sociales y existenciales, y de ello es testimonio la Letanía de nuestro señor Don Quijote.

La letanía es una forma literaria que ha perdurado a lo largo de los siglos, arraigada en la tradición religiosa y espiritual de diversas culturas y creencias. Se trata de una serie de invocaciones o peticiones repetitivas, generalmente dirigidas a una deidad, un santo o un objeto de veneración. Este formato repetitivo crea un ritmo y una cadencia distintivos que son propicios para generar y sostener la introspección meditativa. Las características más destacadas de una letanía son la repetición de frases o palabras y una cadencia rítmica específica orientada a una serenidad que a veces llega a cierto grado de monotonía. El poema Letanía de la noche del español Emilio Prados, integrante de la llamada Generación del 27, es buena muestra de la repetición y de la invocación, tal como se ve en el siguiente fragmento:

Noche,
rosa negra
como estambres
de estrellas.

Noche,
tintero de poetas.
Noche,
parra embrujada.
Noche,
colmena abierta.

Noche,
nido de garzas.
Noche,
manzana hueca.

¡Colcha de desposados!
Noche,
jardín de adormideras.
Noche,
libro sin hojas.
Noche,
diván de leyendas.

[…]

Quiero entrar en tu huerto.
Noche,
adormece a tus guardas.
Apaga la linterna de la luna,
encierra tus arañas
y dile al búho que él me guíe
por tu espesa enramada.

La estructura repetitiva y la capacidad para evocar emociones profundas hacen que la letanía resulte una forma literaria altamente valiosa para la expresión de la devoción, la protesta y la reflexión, tres tópicos que Darío desarrolla en este poema. En la publicación póstuma Historia de mis libros, el poeta nicaragüense comentó:

La Letanía de nuestro señor Don Quijote afirma otra vez mi arraigado idealismo, mi pasión por lo elevado y heroico. La figura del caballero simbólico está coronada de luz y de tristeza. En el poema se intenta la sonrisa del «humour» —como un recuerdo de la portentosa creación cervantina—, mas tras el sonreír está el rostro de la humana tortura ante las realidades que no tocan la complexión y el pellejo de Sancho.

El poema está dedicado «A (Francisco) Navarro Ledesma», cervantista y autor de El ingenioso hidalgo Miguel de Cervantes Saavedra, y se halla compuesto por doce estrofas de versos dodecasílabos, de las cuales nueve son sextetos paralelos (también llamados simétricos) con rima consonante AABCCB. Las otras tres estrofas son variantes de sexteto. La estrofa tercera tiene siete versos. La novena tiene seis versos, pero los dos últimos son hexasílabos, con lo que en realidad tiene cinco dodecasílabos. La estrofa décima tiene ocho versos, pero hay tres pares de hexasílabos, por lo que los dodecasílabos son realmente seis. Esta separación gráfica de hexasílabos en distintas líneas responde a una intención expresiva y rítmica.

Cada verso está dividido en dos hemistiquios que son hexasílabos separados por una cesura, aunque esta última está naturalmente ausente en los versos en que el primer hemistiquio encabalga sobre el segundo y, por ello, hace que la esticomitia (coincidencia entre la unidad sintáctica y la unidad métrica) sea imperfecta. En el verso «resistes certámenes, tarjetas, concursos», la esdrújula final del primer hemistiquio manifiesta la independencia de la escansión de cada grupo de seis sílabas.

El dodecasílabo fue cultivado inicialmente por los poetas del Prerrenacimiento del siglo XV, tales como Juan de Mena, Francisco Imperial, Íñigo López de Mendoza y otros. Su uso permaneció en la primera mitad del siglo XVI, sobre todo en la poesía épica que aprovechaba la solemnidad y parsimonia de su cadencia rítmica sustentada por los acentos fónicos en las sílabas quinta y undécima de cada verso. Después, dejó de ser utilizado hasta que Rubén Darío lo incorporó en su producción lírica, seguido por otros poetas modernistas.

El filólogo español José Carlos Rovira, en su ensayo La letanía de nuestro señor Don Quijote (2016), señala que, en los versos 25 a 28, Darío comienza una serie de referencias culturales precisas que van dando densidad al poema. En esas líneas, alude a Orfeo, el divino poeta y músico clásico educador de los seres humanos con su canto; Rolando, el héroe medieval del poema francés del siglo XII (La chanson de Roland); Clavileño, el caballo de madera con el que unos duques gastan una broma a Don Quijote y Sancho Panza en la segunda parte de la novela de Cervantes; Pegaso, el caballo alado nacido de la sangre de Medusa, que para Darío es símbolo de la energía espiritual y de la creación. En los versos 42 y 43, las referencias son a Segismundo, el protagonista de La vida es sueño calderoniana, y Hamlet, el personaje shakespeariano, ambos unidos en homenaje al héroe cervantino. En el verso 51, se alude a Nietzsche, el filósofo, poeta y músico alemán, y a su teoría del superhombre. Rovira también anota que términos como «malsines» (que aparece en el verso 56 y significa «cizañeros, delatores, detractores que utilizan la falsedad») y el neologismo «canallocracia» («gobierno de los canallas») en el verso 60, son destacables como sostenes de la descripción de la sociedad que el poeta quiere trazar. En los versos 53 a 55 («de las epidemias de horribles blasfemias / de las Academias, / líbranos, señor), Darío ha creado un momento clave del poema, teniendo en cuenta el contexto cultural de la época en que fue escrito y en el que se recordaban tiempos oscuros de la Real Academia Española en que había en ella más políticos que escritores o filólogos. Asimismo, triunfaban los escritores antitéticos a los académicos, como Valle-Inclán, Unamuno, Baroja y Azorín, que tardarían bastantes años en entrar en la institución. Había, pues, un clima de protesta «ante una Academia envejecida».

En este poema, Darío resignifica los atributos del personaje cervantino y los utiliza para respaldar su postura en la discusión sobre la crisis del mundo hispánico en la modernidad. El erudito hispanista brasileño André Fiorussi, en su ensayo Mito y símbolo del Quijote en dos textos de Rubén Darío (2016), señala:

El poema se presenta en un género frecuente de la poesía de la segunda mitad del siglo XIX: la letanía dirigida a figuras profanas, como el mismo Darío ya había hecho en su Responso a Verlaine y en otros poemas. Pero Darío trata de convertir al personaje del lego príncipe de los ingenios en una especie de santo padre de los ingenuos, lo que, desde su perspectiva romántica y católica, representa una elevación.

[…]

En su origen, el género de la letanía fue una enumeración de nombres y atributos de la Virgen María. Aún así, Darío rompe la cadena insertando verbos en oraciones subordinadas («que de fuerzas alientas y de ensueños vives») o amarrando los vocativos con una interjección («¡salud!») que los justifica sintácticamente. Con este tipo de recurso y, principalmente, con la variedad divertida de los atributos (en los que cabe hablar de Orfeo, Segismundo, Hamlet, Nietzsche, paladinos, peregrinos, hampas, academias, etc.), el Quijote de la letanía se construye como símbolo vibrante dentro de la problemática de su tiempo.

Según el escritor, poeta y catedrático nicaragüense Ernesto Mejía Sánchez (en el prólogo a la edición de Poesías, de Rubén Darío, Caracas, 1985), la lectura pública de la Letanía… en el homenaje a Cervantes para el que fue escrita no estuvo a cargo de su autor, sino que la composición fue leída por el editor, empresario teatral, dramaturgo y escritor español Gregorio Martínez Sierra, comisionado por Darío al efecto. Sin embargo, el impreso del Ateneo de Madrid , que se publicó con las conferencias y poesías pronunciadas en la ocasión, dice en una nota: «Esta poesía fue magistralmente leída por Ricardo Calvo», actor y director teatral español. Lo cierto es que Rubén Darío no pudo leer su poema porque «estaba físicamente destrozado por el alcohol», presa de una adicción que lo llevaría a la muerte a la edad de cuarenta y nueve años.

Nota de Javier Collazo.

Collazo, Javier. Oct., 2023. Letanía de Nuestro Señor Don Quijote, de Rubén Darío. Poemario. Acceso en https://poemario.com/letania-nuestro-senor-don-quijote/

Ejemplos de figuras literarias en Letanía de Nuestro Señor Don Quijote

Figuras Literarias Ejemplos Descripción
Metáfora "coronado de áureo yelmo de ilusión" Esta metáfora asocia el yelmo, parte de la armadura de un caballero, con la ilusión. El poeta parece sugerir que el personaje está protegido o guiado por sus sueños e ilusiones.
Antítesis "contra las certezas, contra las conciencias y contra las leyes y contra las ciencias, contra la mentira, contra la verdad" Estas líneas representan una antítesis, pues el personaje parece estar luchando contra conceptos opuestos: las certezas y las dudas, las leyes y la libertad, la mentira y la verdad.
Anáfora "contra las certezas, contra las conciencias y contra las leyes y contra las ciencias, contra la mentira, contra la verdad" La repetición de la palabra "contra" al inicio de cada frase es un ejemplo de anáfora, que enfatiza la lucha y el conflicto que enfrenta el personaje.
Paralelismo "sin alma, sin vida, sin luz, sin Quijote, sin piel y sin alas, sin Sancho y sin Dios" Este verso muestra un uso del paralelismo, con la repetición de la estructura "sin...". Esto resalta la desesperación y la pérdida que siente el personaje.
Metonimia "y, teniendo a Orfeo, tienes a orfeón" Orfeo, el legendario músico de la mitología griega, se utiliza como una metonimia para representar a todos los músicos o la música en general. La referencia a Orfeo sugiere que el personaje tiene un gran talento o habilidad musical.


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  • marinette May., 2023

    me encanta esta página, gracias por su trabajo, saludos desde Costa Rica