Hombre, Blas de Otero

¿Cuándo? Publicado en , en el libro Ángel fieramente humano.

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,1
al borde del abismo, estoy clamando2
a Dios. Y su silencio, retumbando,3
ahoga mi voz en el vacío inerte.4

Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte5
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo6
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando7
solo. Arañando sombras para verte.8

Alzo la mano, y tú me la cercenas.9
Abro los ojos: me los sajas vivos.10
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.11

Esto es ser hombre: horror a manos llenas.12
Ser —y no ser— eternos, fugitivos.13
¡Ángel con grandes alas de cadenas!14

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Análisis

El protagonista del poema está en la última etapa de su vida. La muerte se acerca y él no quiere morir. Llama a Dios, pero éste no responde. El poeta siente que está solo y únicamente pide sentir, ver a Dios antes del final, pero cree que no sucederá. Siente que esa ausencia de Dios le hace más daño que la propia muerte. Esto está resquebrajando sus creencias. Ser humano es sinónimo de sufrimiento, dolor, casi ser un ángel caído en desgracia. Dios lo ha castigado y condenado en vida.

Como podemos observar en este breve poema, el tema principal del mismo es la pérdida de la fe del protagonista del poema ante lo que él siente que es la ausencia de Dios. Leemos cómo la muerte es una etapa que nos llega a todos los seres humanos por igual, no podemos escapar de ella. Sin embargo, el miedo a la muerte es algo que en muchos es natural.

En este caso, el protagonista del poema siente resquebrajar sus creencias porque tiene miedo a la muerte y, ante ello, pide a Dios ayuda, pide que lo salve, y Dios no le responde. Ante esta no respuesta, siente que Dios le ha abandonado. Es por ello que siente que pierde la fe, siente que ha sido abandonado y castigado.

Cuando acabamos de leer el poema, nos damos cuenta del equívoco del protagonista del poema respecto a esto. Dios no puede hacer nada porque el ser humano es un ser vivo, como cualquier otro y está condenado, como todos, a una muerte en un momento u otro. Nada dura eternamente y tenemos que ser conscientes de nuestra temporalidad sobre la tierra y que, antes o después, la muerte nos cogerá de la mano y nuestro camino vital, nuestra trayectoria, finalizará.

El poema en sí mismo no pretende ser un poema religioso, pero si son unos versos en los que cualquiera que los lea, se da cuenta que el hombre, por mucho que lo intente, no puede evitar que el tiempo se termine para cada uno de nosotros. La fe o no depende de cada uno y es por ello que aquel que cree en Dios de verdad, no tiene miedo a la muerte y sabe que su final es el comienzo de una vida mejor. La duda en la propia fe es lo que hace que suframos y nos sintamos abandonados.

Nota de Susana Marín.

Marín, Susana. Nov., 2015. Hombre, de Blas de Otero. Poemario. Acceso en https://poemario.com/hombre/

Ejemplos de figuras literarias en Hombre

Figuras literarias Ejemplos Descripción
Metáfora "Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte" La muerte no es algo con lo que se pueda luchar físicamente, pero la metáfora permite al poeta expresar su pelea contra su inminencia o la de alguien cercano a él.
Metáfora "Ángel con grandes alas de cadenas!" Expresa la idea de que la existencia humana, aunque pueda tener la apariencia de algo divino (ángel), está atada a la mortalidad (cadenas).
Prosopopeya "Y su silencio, retumbando" Atribuye una acción humana al silencio de Dios, ya que los sonidos, en este caso, el retumbar, son características propias de seres vivos.
Hipérbole "Alzo la mano, y tú me la cercenas." Destaca el sentimiento de que Dios está quitándole todo, incluso la posibilidad de alcanzarlo.
Hiperbatón "Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas." La estructura de esta frase se desvía para acentuar el sentimiento de desesperación.
Anáfora "Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando solo." Se trabaja la anáfora "Oh Dios" para destacar el pedido de súplica.
Antítesis "Ser —y no ser— eternos, fugitivos." Plantea el conflicto inherente en la existencia humana, que es temporal ("fugitivos") y, a su vez, atemporal ("eternos").
Paralelismo "Alzo la mano, y tú me la cercenas. Abro los ojos: me los sajas vivos. Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas." Refuerza la idea de que cada intento por conectarse con Dios resulta en un mayor sufrimiento y pérdida.


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