Estival, Rubén Darío

¿Cuándo? Publicado en , en el libro Azul....
I

La tigre de Bengala1
con su lustrosa piel manchada a trechos,2
está alegre y gentil, está de gala.3
Salta de los repechos4
de un ribazo, al tupido5
carrizal de un bambú; luego a la roca6
que se yergue a la entrada de su gruta.7
Allí lanza un rugido,8
se agita como loca9
y eriza de placer su piel hirsuta.10

La fiera virgen ama.11
Es el mes del ardor. Parece el suelo12
rescoldo; y en el cielo13
el sol inmensa llama.14
Por el ramaje oscuro15
salta huyendo el kanguro.16
El boa se infla, duerme, se calienta17
a la tórrida lumbre;18
el pájaro se sienta19
a reposar sobre la verde cumbre.20

Siéntense vahos de horno:21
y la selva indiana22
en alas del bochorno,23
lanza, bajo el sereno24
cielo, un soplo de sí. La tigre ufana25
respira a pulmón lleno,26
y al verse hermosa, altiva, soberana,27
le late el corazón, se le hincha el seno.28

Contempla su gran zarpa, en ella la uña29
de marfil; luego toca,30
el filo de una roca,31
y prueba y lo rasguña.32
Mírase luego el flanco33
que azota con el rabo puntiagudo34
de color negro y blanco,35
y móvil y felpudo;36
luego el vientre. En seguida37
abre las anchas fauces, altanera38
como reina que exige vasallaje;39
después husmea, busca, va. La fiera40
exhala algo a manera41
de un suspiro salvaje.42
Un rugido callado43
escuchó. Con presteza44
volvió la vista de uno a otro lado.45
Y chispeó su ojo verde y dilatado46
cuando miró de un tigre la cabeza47
surgir sobre la cima de un collado.48
El tigre se acercaba.49
Era muy bello.50
Gigantesca la talla, el pelo fino,51
apretado el ijar, robusto el cuello,52
era un don Juan felino53
en el bosque. Anda a trancos54
callados; ve a la tigre inquieta, sola,55
y le muestra los blancos56
dientes; y luego arbola57
con donaire la cola.58
Al caminar se vía59
su cuerpo ondear, con garbo y bizarría.60
Se miraban los músculos hinchados61
debajo de la piel. Y se diría62
ser aquella alimaña63
un rudo gladiador de la montaña.64
Los pelos erizados65
del labio relamía. Cuando andaba,66
con su peso chafaba67
la yerba verde y muelle,68
y el ruido de su aliento semejaba69
el resollar de un fuelle.70
Él es, él es el rey. Cetro de oro71
no, sino la ancha garra,72
que se hinca recia en el testuz del toro73
y las carnes desgarra.74
La negra águila enorme, de pupilas75
de fuego y corvo pico relumbrante,76
tiene a Aquilón: las hondas y tranquilas77
aguas, el gran caimán; el elefante,78
la cañada y la estepa;79
la víbora, los juncos por do trepa;80
y su caliente nido,81
del árbol suspendido,82
el ave dulce y tierna83
que ama la primer luz.84
Él la caverna.85
No envidia al león la crin, ni al potro rudo86
el casco, ni al membrudo87
hipopótamo el lomo corpulento,88
quien bajo los ramajes de copudo89
baobab, ruge al viento.90

Así va el orgulloso, llega, halaga;91
corresponde la tigre que le espera,92
y con caricias las caricias paga,93
en su salvaje ardor, la carnicera.94

Después, el misterioso95
tacto, las impulsivas96
fuerzas que arrastran con poder pasmoso;97
y, ¡oh gran Pan! el idilio monstruoso98
bajo las vastas selvas primitivas.99
No el de las musas de las blandas horas100
suaves, expresivas,101
en las rientes auroras102
y las azules noches pensativas;103
sino el que todo enciende, anima, exalta,104
polen, savia, calor, nervio, corteza,105
y en torrentes de vida brota y salta106
del seno de la gran Naturaleza.107

II

El príncipe de Gales va de caza108
por bosques y por cerros,109
con su gran servidumbre y con sus perros110
de la más fina raza.111

Acallando el tropel de los vasallos,112
deteniendo traíllas y caballos,113
con la mirada inquieta,114
contempla a los dos tigres, de la gruta115
a la entrada. Requiere la escopeta,116
y avanza, y no se inmuta.117

Las fieras se acarician. No han oído118
tropel de cazadores.119
A esos terribles seres,120
embriagados de amores,121
con cadenas de flores122
se les hubiera uncido123
a la nevada concha de Citeres124
o al carro de Cupido.125

El príncipe atrevido,126
adelanta, se acerca, ya se para;127
ya apunta y cierra un ojo; ya dispara;128
ya del arma el estruendo129
por el espeso bosque ha resonado.130
El tigre sale huyendo,131
y la hembra queda, el vientre desgarrado.132
¡Oh, va a morir!... Pero antes, débil, yerta,133
chorreando sangre por la herida abierta,134
con ojo dolorido135
miró a aquel cazador, lanzó un gemido136
como un ¡ay! de mujer... y cayó muerta.137

III

Aquel macho que huyó, bravo y zahareño138
a los rayos ardientes139
del sol, en su cubil después dormía.140
Entonces tuvo un sueño:141
que enterraba las garras y los dientes142
en vientres sonrosados143
y pechos de mujer; y que engullía144
por postres delicados145
de comidas y cenas,146
como tigre goloso entre golosos,147
unas cuantas docenas148
de niño tiernos, rubios y sabrosos.149

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Análisis

El poeta utiliza la metáfora del tigre de bengala para hablar de la mujer que está excitada y busca pareja. Su excitación es física y mental. Todo lo rodea el sexo. Siente calor en todo lo que le rodea. Alrededor, toda la fauna huye del sol, todo se ralentiza. Es la época del apareamiento, el verano. Es la época del sexo.

Físicamente, la hembra siente que su cuerpo cambia, está más receptiva y sus pechos lo hacen notar. Ella sabe que es deseable. Sigue siendo una fiera y, al mismo tiempo, cuida su belleza exterior. Muestra a todos su belleza, su cuerpo y su sensualidad y sexualidad. Busca alguien que esté a su altura.

Un tigre, metáfora del hombre, aparece y la sorprende por su porte, grandeza, belleza y personalidad. Es también muestra su belleza. Comienza la seducción hacia ella con los ritos de apareamiento. Es poderoso y la desea. El paso del tigre es firme y el deseo está presente frente a ella. Es la cabeza de la manada, es el que todos respetan.

De la misma forma que en otros lugares y espacios hay un macho dominante, aquí ese macho es este tigre. Al final, el tigre la monta y la hace suya. El acto sexual se culmina físicamente como se espera del macho y como debe recibirlo la hembra en esas circunstancias. A diferencia del ser humano, todo se reduce al instante animal y sexual, a lo físico, a la pasión desbordante.

El poema avanza y en la segunda parte nos adentramos en una jornada de cacería de un noble. Este presencia la escena de los tigres y parece que desea cazarlos. Los tigres descansan y no son conscientes de cómo se acercan los cazadores. El disparo del cazador retumba en la selva. El tigre vive, la hembra muere mirando al cazador.

El tigre que se ha salvado está dormido y sueña tramando venganza, deseando acabar con mujeres y niños, arrebatando al ser humano lo que le quitaron: sus futuras crías y a su hembra. Lo que parecía un poema hermoso al principio, se convierte en una venganza, en dolor, en el deseo de muerte y exterminio de aquellos que acabaron con la vida su hembra.

Nota de Susana Marín.

Marín, Susana. Oct., 2015. Estival, de Rubén Darío. Poemario. Acceso en https://poemario.com/estival/

Ejemplos de figuras literarias en Estival

Figura Literaria Ejemplo Descripción
Metáfora "Allí lanza un rugido, se agita como loca" La tigresa se describe como loca en su excitación, una metáfora que resalta su estado emocional durante el celo.
Metáfora "el sol inmensa llama" El sol se plantea como una "inmensa llama", para pautar el calor extremo del ambiente.
Símil "después husmea, busca, va. La fiera exhala algo a manera de un suspiro salvaje" Se describe que la tigresa exhala algo similar a un "suspiro salvaje", lo que asemeja su comportamiento al de un humano, a la vez que mantiene su naturaleza salvaje.
Prosopopeya "le late el corazón, se le hincha el seno" La tigresa se personifica mostrando emociones y acciones humanas, lo que resalta su estado emocional y hace que la escena sea más vívida y relatable.
Hipérbole "Siéntense vahos de horno" Exagera la sensación de calor en la selva, aumentando la intensidad del entorno y el estado emocional de los animales.
Hiperbatón "un rudo gladiador de la montaña" Plantea el poder y la fuerza del tigre macho, presentándolo como un gladiador que está listo para luchar y conquistar.
Elipsis "Él es, él es el rey." La omisión sirve para enfatizar la dominación y autoridad del tigre macho en su entorno.
Anáfora "y prueba y lo rasguña" La repetición de la conjunción "y" resalta las acciones de la tigresa, dando la impresión de una serie de movimientos rápidos y decididos.
Antítesis "Él la caverna. No envidia al león la crin, ni al potro rudo el casco" Esta antítesis contrasta la morada del tigre (la caverna) con los atributos de otros animales (la crin del león, el casco del potro), resaltando la singularidad y superioridad del tigre.
Paralelismo "El boa se infla, duerme, se calienta" Construye una impresión de la vida y actividad en la selva.