Este amoroso tormento, Sor Juana Inés de la Cruz

Este amoroso tormento1
que en mi corazón se ve,2
sé que lo siento, y no sé3
la causa por que lo siento.4

Siento una grave agonía5
por lograr un devaneo6
que empieza como deseo7
y para en melancolía.8

Y cuando con más terneza9
mi infeliz estado lloro,10
sé que estoy triste e ignoro11
la causa de mi tristeza.12

Siento un anhelo tirano13
por la ocasión a que aspiro14
y cuando cerca la miro15
yo misma aparto la mano.16

Porque si acaso se ofrece17
después de tanto desvelo,18
la desazona el recelo19
o el susto la desvanece.20

Y si alguna vez sin susto21
consigo tal posesión,22
cualquiera leve ocasión23
me malogra todo el gusto.24

Siento mal del mismo bien25
con receloso temor,26
y me obliga el mismo amor27
tal vez a mostrar desdén.28

Cualquier leve ocasión labra29
en mi pecho de manera30
que el que imposibles venciera31
se irrita de una palabra.32

Con poca causa ofendida33
suelo en mitad de mi amor34
negar un leve favor35
a quien le diera la vida.36

Ya sufrida, ya irritada,37
con contrarias penas lucho,38
que por él sufriré mucho39
y con él sufriré nada.40

No sé en qué lógica cabe41
el que tal cuestión se pruebe,42
que por él lo grave es leve43
y con él lo leve es grave.44

Sin bastantes fundamentos45
forman mis tristes cuidados,46
de conceptos engañados,47
un monte de sentimientos.48

Y en aquel fiero conjunto49
hallo, cuando se derriba,50
que aquella máquina altiva51
sólo estribaba en un punto.52

Tal vez el dolor me engaña,53
y presumo sin razón54
que no habrá satisfacción55
que pueda templar mi saña.56

Y cuando a averiguar llego57
el agravio por que riño,58
es como espanto de niño59
que para en burlas y juego.60

Y aunque el desengaño toco,61
con la misma pena lucho62
de ver que padezco mucho63
padeciendo por tan poco.64

A vengarse se abalanza65
tal vez el alma ofendida66
y después arrepentida67
toma de mí otra venganza.68

Y si al desdén satisfago69
es con tan ambiguo error70
que yo pienso que es rigor71
y se remata en halago.72

Hasta el labio desatento73
suele equívoco tal vez,74
por usar de la altivez,75
encontrar el rendimiento.76

Cuando por soñada culpa77
con más enojo me incito,78
yo le acrimino el delito79
y le busco la disculpa.80

No huyo el mal ni busco el bien,81
porque en mi confuso error82
ni me asegura el amor83
ni me despecha el desdén.84

En mi ciego devaneo,85
bien hallada con mi engaño,86
solicito el desengaño87
y no encontrarlo deseo.88

Si alguno mis quejas oye,89
más a decirlas me obliga,90
porque me las contradiga,91
que no porque las apoye.92

Porque si con la pasión93
algo contra mi amor digo,94
es mi mayor enemigo95
quien me concede razón.96

Y si acaso en mi provecho97
hallo la razón propicia,98
me embaraza la injusticia99
y ando cediendo el derecho.100

Nunca hallo gusto cumplido,101
porque entre alivio y dolor102
hallo culpa en el amor103
y disculpa en el olvido.104

Esto de mi pena dura105
es algo del dolor fiero106
y mucho más no refiero107
porque pasa de locura.108

Si acaso me contradigo109
en este confuso error,110
aquel que tuviese amor111
entenderá lo que digo.112

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Análisis

Por su métrica, su ritmo y su esquema de rimas, la redondilla, al igual que el romance, es de fácil memorización y declamación. De ahí su difusión en los cantos populares y en la poesía juglaresca de la Edad Media. Fue una forma muy cultivada en los siglos XVI y VXII, tanto en la poesía como en la dramaturgia del período barroco. La adopción de las métricas y formas italianas, especialmente del endecasílabo y el soneto, absorbió la atención de los poetas neoclásicos españoles, con lo que decayó el uso de la redondilla hasta que los románticos, e incluso los modernistas como Rubén Darío, volvieron a utilizarla.

El poema Este amoroso tormento está compuesto de veintiocho redondillas, es decir, estrofas de cuatro versos de arte menor que tienen rima consonante abrazada (abba).

Ya en la primera estrofa

Este amoroso tormento
que en mi corazón se ve,
sé que lo siento, y no sé
la causa por que lo siento.
la autora utiliza recursos que son frecuentes en sus obras y que ella maneja con consciente habilidad. En el primer verso, que terminó siendo el título del poema inicialmente titulado Redondillas, emplea un oxímoron («amoroso tormento») que, con el deíctico que lo antecede («Este»), alude a un sufrimiento paradójicamente grato que el lector desconoce y del que, según en seguida dirá, la poeta conoce la naturaleza pero no la causa. Son muy hermosas la prosopopeya con que se refiere a un «tormento que se ve en su corazón» y la atmósfera eufónica que invade los dos últimos versos con las anáforas por las cuales las cuatro primeras palabras del primero de ellos (, que, lo y siento) se repiten antes del fin de la redondilla.

En la segunda estrofa

Siento una grave agonía
por lograr un devaneo
que empieza como deseo
y para en melancolía.
Sor Juana introduce en el poema dos ejes temáticos característicos de su producción literaria: el erotismo y la melancolía. Pero no se trata de dos tensiones independientes, sino de una melancolía con carga erótica. Saraí Santos, en su ensayo Sor Juana: deseo y melancolía (2018), dice:
La melancolía es un tópico que ha perdurado a lo largo de la historia occidental. Es un padecimiento cuyos decires y saberes han estado presentes de algún modo u otro en todas las épocas que conocemos: en la Época Clásica no solo fue tratada por Hipócrates, sino también por Aristóteles; en la Época Medieval, fue comprendida bajo el concepto de acidia; en el Renacimiento, fue asociada al genio; y en la Modernidad, se conservaron muchos de sus síntomas, pero el concepto de melancolía fue reemplazado por el de depresión.

Por su parte, Octavio Paz, en su ensayo Sor Juana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe, sostiene:

En términos de economía psíquica ─para emplear la expresión de Freud─, el mal de sor Juana no era la pobreza sino la riqueza: una libido poderosa sin empleo. Esa abundancia, y su carencia de objeto, se muestran en la frecuencia con que aparecen en sus poemas imágenes del cuerpo femenino y masculino, casi siempre convertidas en apariencias fantasmales: sor Juana vivió entre sombras eróticas. Sus poemas revelan, además, que fue una verdadera melancólica. […] para Freud, la melancolía es un estado semejante al duelo: en ambos casos el sujeto se encuentra ante una pérdida del objeto deseado, sea porque ha desaparecido o porque no existe. La diferencia, claro, es que en el caso del duelo la pérdida es real y en el del melancólico imaginaria.

Y volviendo a Saraí Santos:

[La melancolía] consiste en desear aquello que nunca podrá ser alcanzado; sin embargo, es gracias a esto que el deseo persiste. […] La melancolía es erótica, siempre ha sido pensada de esta manera. […] Sor Juana no está exenta de esta tradición, los versos del poema que cito a continuación lo demuestran:

Y cita a continuación las siguientes estrofas de Este amoroso tormento: 1 a 5, 12, 21, 22, 27 y 28. Y concluye:

[En estas estrofas] podemos apreciar el juego entre erotismo y melancolía: un amoroso tormento, de causa desconocida, que comienza con deseo y termina en melancolía.

Este poema es una pieza de ausencia, tópico cuya predilección Sor Juana no pretendió ocultar dada la frecuencia con que incursionó en él. Por otra parte, la ausencia es una temática o ambiente lírico tradicionalmente presente en la producción poética femenina.

Se ha señalado que los poemas religiosos de Sor Juana parecen muchas veces derivar hacia el ámbito profano. Inversamente, Este amoroso tormento, si se prescinde de las dos o tres estrofas iniciales, puede ser leído como un discurso místico no revestido de solemnidad o admoniciones, sino como expresión individual de un sentimiento amoroso. Estas y otras muy célebres redondillas de Sor Juana Inés de la Cruz son la más alta representación de la literatura barroca novohispana como primer nítido signo de identidad de México.

Nota de Javier Collazo.

Collazo, Javier. Jun., 2023. Este amoroso tormento, de Sor Juana Inés de la Cruz. Poemario. Acceso en https://poemario.com/este-amoroso-tormento/

Ejemplos de figuras literarias en Este amoroso tormento

Figuras literarias Ejemplos Descripción
Metáfora "Este amoroso tormento" Comparación implícita del amor con un tormento, destacando su naturaleza conflictiva y dolorosa.
Metáfora "Siento una grave agonía" Comparación implícita del deseo amoroso con una agonía, subrayando su intensidad y sufrimiento.
Simil "que empieza como deseo y para en melancolía" Comparación explícita del proceso amoroso que se inicia con deseo y termina en melancolía, enfatizando el cambio de emociones.
Anáfora "Siento" Repetición de la palabra "siento" al comienzo de varios versos para enfatizar la intensidad de las emociones experimentadas por el autor lírico.
Hiperbatón "la causa porque lo siento" Inversión del orden gramatical natural para resaltar la desconexión entre la emoción y la razón.
Elipsis "Y si alguna vez sin susto consigo tal posesión (cualquiera) leve ocasión me malogra todo el gusto." Omisión de detalles específicos, creando un efecto de misterio y ambigüedad.


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