A Emma, José Martí

No sientas que te falte1
el don de hablar que te arrebata el cielo,2
no necesita tu belleza esmalte3
ni tu alma pura más extenso vuelo.4

No mires, niña mía,5
en tu mutismo fuente de dolores,6
ni llores las palabras que te digan7
ni las palabras que te faltan llores.8

Si brillan en tu faz tan dulces ojos9
que el alma enamorada se va en ellos,10
no los nublen jamás tristes enojos,11
que todas las mujeres de mis labios,12
no son una mirada de tus ojos...13

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Análisis

Estamos ante un poema en el que la temática muestra una persona enamorada de una mujer, posiblemente más joven que él, lo que hace que haya rumores, gente que hable y que no apruebe la relación que hay entre ambos.

Por eso, en la primera estrofa, el poeta le aconseja a esta mujer que no tenga en consideración lo que otros digan y que, si la atacan por ello, no busque responderles. Ella es bella y buena persona, tanto en el exterior como en el interior. Para él es alguien completamente diferente a otras mujeres que haya podido conocer.

El silencio implica que las personas sean más crueles para provocar una reacción. Eso quizás es lo más difícil de soportar para la amada. Pero es mejor ignorarlo y no tener en consideración lo que puedan decir de ambos. Para el poeta no hay mujer más bella que ella, atrayente. No desea ni quiere verla triste. Ella, a diferencia de otras amantes o parejas del poeta, está por encima de todas ellas.

Estamos ante un tipo de poesía muy común en la literatura masculina de carácter amoroso. El amor va unido a una relación con una mujer y, normalmente, suele ser una persona de menor edad que el autor. Cuando profundizamos en el poema nos damos cuenta de que este es un rasgo característico de muchos autores que, cuánta más avanzada es la edad, buscan siempre parejas o amantes más jóvenes que les hagan sentir de la misma forma: más activos, menos mayores y, sobre todo, conscientes de que esta relación traerá consigo comentarios y, hasta cierto punto, algunas insinuaciones más que negativas.

La belleza de una mujer joven, bien sea como amante o como estereotipo del amor, contratasta también con el silencio de la misma. En muchas ocasiones estamos frente a una persona que más bien es parte de una visión del autor pero, en la mayoría de los casos, no interactúa con él. Es más una actitud pasiva, expectante de un resultado, que una actitud participativa. Si bien es cierto que la feminidad es importante para los poetas masculinos, bien es cierto que la sumisión es también una dominante de muchos poemas.

Nota de Susana Marín.

Marín, Susana. Nov., 2014. A Emma, de José Martí. Poemario. Acceso en https://poemario.com/emma/



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  • ana Mar., 2024

    El poema “a Emma” lo escribió un verano que pasó en Villaviciosa de Odón en casa de mis tatarabuelos. Emma era hermana de mi bisabuela. Emma era muda, pero de una belleza extraordinaria y José Martí se enamoró de ella y le hizo este poema.