Los dados eternos, César Vallejo

¿Cuándo? Publicado en , en el libro Los heraldos negros.

Dios mío, estoy llorando el ser que vivo;1
me pesa haber tomádote tu pan;2
pero este pobre barro pensativo3
no es costra fermentada en tu costado:4
tú no tienes Marías que se van!5

Dios mío, si tú hubieras sido hombre,6
hoy supieras ser Dios;7
pero tú, que estuviste siempre bien,8
no sientes nada de tu creación.9
Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!10

Hoy que en mis ojos brujos hay candelas,11
como en un condenado,12
Dios mío, prenderás todas tus velas,13
y jugaremos con el viejo dado...14
Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte15
del universo todo,16
surgirán las ojeras de la Muerte,17
como dos ases fúnebres de lodo.18

Dios mío, y esta noche sorda, oscura,19
ya no podrás jugar, porque la Tierra20
es un dado roído y ya redondo21
a fuerza de rodar a la aventura,22
que no puede parar sino en un hueco,23
en el hueco de inmensa sepultura.24

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Análisis

La muerte de esta persona, Manuel González Prada, ha influido enormemente en el poeta. Su pérdida ha sido muy importante y, aunque muerto, el siente que todavía está presente en su vida. Es consciente de la fugacidad de la vida, que todos somos polvo y barro y que volveremos a la tierra en cualquier momento. El poeta hace referencia a la falta de Marías en este ensayista, pensador y poeta. Esto se debe a que estaba a favor de una educación laica, en la que la religión no tuviera cabida.

Sin embargo, para el poeta su figura tiene que ver mucho con la divinidad por la importancia que tuvo como hombre. No era una persona creyente y sin embargo influyó decididamente en la sociedad de su momento, desde muchos puntos de vista. César Vallejo llora su pérdida pero no quiere lutos y velas alrededor del cadáver porque no es lo que él querría. Para el poeta, la vida es un juego de azar en el que nosotros tiramos los dados y, en función de lo que salga, la muerte podrá venir o no a buscarnos.

Es consciente de la fugacidad de la vida, de que esta, hasta cierto punto, es un juego en el que estamos todos y la última casilla del mismo es la muerte, la sepultura y volver a la tierra de la que hemos nacido. La idea del juego de azar, de los dados que tiramos en el tablero y que son los que deciden que avancemos, que nos paremos o que lleguemos al final, es una constante en el poema, que ya tiene su importancia en el propio título del mismo.

El personaje del que habla César Vallejo en su poema, fue muy importante en la segunda mitad del siglo XIX y el primer cuarto del siglo XX. Fue una referencia como escritor, en la política, etcétera. Este personaje, de origen peruano, le marco profundamente, por lo que podemos intuir en este poema. No solamente parecía unirles la creación literaria o el conocimiento mutuo, sino que la relación que había entre ambos parecía una amistad sólida de muchos años. Su pérdida ha sido algo que lo ha sentido muy profundamente y le ha provocado un sincero dolor en su alma.

Nota de Susana Marín.

Marín, Susana. Feb., 2015. Los dados eternos, de César Vallejo. Poemario. Acceso en https://poemario.com/dados-eternos/

Ejemplos de figuras literarias en Los dados eternos

Figuras Literarias Ejemplos Descripción
Metáfora "Dios mío, estoy llorando el ser que vivo" Refiere a su existencia como un ser que está llorando, lo que sugiere tristeza y sufrimiento en su vida.
Metáfora "este pobre barro pensativo" Se describe a sí mismo como "barro pensativo", lo que indica su naturaleza humana y reflexiva.
Símil "Hoy que en mis ojos brujos hay candelas, como en un condenado" La luz en los ojos del autor se compara con las candelas en los ojos de alguien condenado, mostrando su desesperación y sufrimiento.
Personificación "surgirán las ojeras de la Muerte, como dos ases fúnebres de lodo" La muerte se personifica con ojeras y se la describe como si estuviera jugando una partida de cartas, evocando un ambiente sombrío y amenazante.
Hipérbole "Dios mío, prenderás todas tus velas, y jugaremos con el viejo dado" Exagera al sugerir que él y Dios jugarán juntos, utilizando la imagen de un dado para simbolizar el destino y la incertidumbre de la vida.
Metonimia "la Tierra es un dado roído y ya redondo" La Tierra se presenta como un dado gastado, lo que representa el paso del tiempo y la erosión de la vida en el planeta.
Elipsis "Dios mío, si tú hubieras sido hombre, hoy supieras ser Dios" Omisión de detalles sobre cómo sería Dios si hubiera sido hombre, lo que permite al lector reflexionar sobre las implicaciones de esta afirmación y cómo la experiencia humana podría haber influido en la divinidad.
Anáfora "Dios mío, estoy llorando el ser que vivo; Dios mío, prenderás todas tus velas" La repetición de "Dios mío" al comienzo de estos versos refuerza la relación del autor con la divinidad y subraya su súplica emocional.


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