Amor de tarde, Mario Benedetti

Es una lástima que no estés conmigo1
cuando miro el reloj y son las cuatro2
y acabo la planilla y pienso diez minutos3
y estiro las piernas como todas las tardes4
y hago así con los hombros para aflojar la espalda5
y me doblo los dedos y les saco mentiras.6

Es una lástima que no estés conmigo7
cuando miro el reloj y son las cinco8
y soy una manija que calcula intereses9
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas10
o un oído que escucha como ladra el teléfono11
o un tipo que hace números y les saca verdades.12

Es una lástima que no estés conmigo13
cuando miro el reloj y son las seis.14
Podrías acercarte de sorpresa15
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos16
yo con la mancha roja de tus labios17
tú con el tizne azul de mi carbónico.18

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Análisis

Mario Benedetti comentó alguna vez que los empleados llegaban antes de tiempo a sus oficinas porque no había sillas suficientes para todos… Uruguay era una enorme oficina a mediados de los años 50. El poeta conocía muy bien estos ambientes. Con tan solo 14 años comenzó a trabajar como oficinista y así estuvo mucho tiempo. “Amor de tarde” es uno de las piezas más conocidas que forman parte de Poemas de la oficina (1956). Benedetti ya tenía 36 años cuando este libro vio la luz. Era su octavo poemario, pero fue el primero que logró un gran éxito comercial.

“Amor de tarde” resume las características esenciales de esta etapa del escritor uruguayo: estilo narrativo, temas aparentemente triviales como el trabajo burocrático, lenguaje sencillo y rechazo del lirismo ampuloso de la corriente modernista. Benedetti fue uno de los artífices de esa ruptura con la poesía de evasión, exuberante y compleja que dominaba la literatura sudamericana en la primera mitad del siglo XX.

El éxito de un libro como Poemas de la oficina se debe la conexión emocional que logró con buena parte de la sociedad uruguaya. ¿Por qué la poesía solo puede hablar de lirios y anémonas? ¿Por qué no puede poetizar lo cotidiano, el trabajo, la rutina? Muchos lectores quedaron atrapados entre los versos, las teclas y el teléfono de los poemas de este libro. Porque muchos de estos lectores pasaban buena parte de su tiempo tecleando, colgados del teléfono o mirando el reloj… Benedetti dio color al gris de la oficina.

“Amor de tarde” expone la fantasía de un oficinista. Mientras mira el reloj y se despereza sueña con encontrarse con una persona amada. Trabaja y sueña. La primera estrofa muestra de forma muy visual la rutina del protagonista de la pieza. Casi le vemos trabajar, hundido en su escritorio, mientras un tic-tac percute su cerebro.

Las tres estrofas se inician con el mismo verso. El yo lírico lamenta que su amante no esté allí con él. Pero es un lamento sin drama, casi irónico. Esa es el truco del oficinista, el humor y la ilusión de los pequeños (y grandes) placeres de la vida. En la segunda estrofa varios versos describen con una ironía un tanto triste los quehaceres rutinarios del protagonista. Y en la última estrofa, Benedetti se centra en la ilusión del encuentro. Las cuatro, las cinco, las seis… Ya se acerca la hora, y cuanto más se acerca, más intensa se torna la ilusión.

Ambientes cotidianos, lenguaje sencillo, historias cercanas… Poemas como “Amor de tarde”, contribuyeron a disparar la fama de Mario Benedetti. El lector que rechazaba la complejidad y el artificio de la poesía más elegante encontraron en Poemas de la oficina una voz cercana y cálida que poetizaba sobre escritorios y estilográficas. Con escritores como Benedetti, los versos comenzaron a deslizarse en espacios que, hasta aquel momento, estaban vetados para la poesía.

Nota de David Rubio.

Rubio, David. Abr., 2014. Amor de tarde, de Mario Benedetti. Poemario. Acceso en https://poemario.com/amor-tarde/

Ejemplos de figuras literarias en Amor de tarde

Figuras literarias Ejemplos Descripción
Anáfora "Es una lástima que no estés conmigo" La repetición de esta frase al comienzo de las estrofas muestra el deseo de tener a su ser amado en la rutina diaria.
Hiperbatón "y hago así con los hombros para aflojar la espalda" El orden de las palabras se altera para enfatizar la intención de relajarse.
Metáfora "soy una manija que calcula intereses" Se compara a sí mismo con una manija, mostrando cómo se siente atrapado en su rutina laboral y en la monotonía de su vida.
Metáfora "o un tipo que hace números y les saca verdades" se describe como alguien que extrae verdades de los números, lo que sugiere que su vida diaria está dominada por cálculos y números en lugar de emociones y amor.
Símil "o un oído que escucha como ladra el teléfono" Contrasta el sonido del teléfono con el ladrido de un perro, lo que indica el carácter molesto y perturbador de su trabajo.