A un juez mercadería, Francisco de Quevedo

Las leyes con que juzgas, ¡oh Batino!,1
menos bien las estudias que las vendes;2
lo que te compran solamente entiendes;3
más que Jasón te agrada el Vellocino.4

El humano derecho y el divino,5
cuando los interpretas, los ofendes,6
y al compás que la encoges o la extiendes,7
tu mano para el fallo se previno.8

No sabes escuchar ruegos baratos,9
y sólo quien te da te quita dudas;10
no te gobiernan textos, sino tratos.11

Pues que de intento y de interés no mudas,12
o lávate las manos con Pilatos,13
o, con la bolsa, ahórcate con Judas.14

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Análisis

Quevedo hace una crítica muy dura a la justicia de su época y, en concreto, ataca a la imagen viva de esta rama, los jueces. En este soneto se ocupa y se preocupa de hacer una mención directa a la forma en cómo éstos toman sus decisiones y de cómo estas están influenciadas por aspectos que nada tienen que ver con sus obligaciones ni con lo justo o injusto del hecho. Para el poeta la justicia se puede comprar, puede inclinar las decisiones de los que, en teoría, tienen que preocuparse de los más débiles, que son a los que tienen que defender.

En el primer cuarteto de este soneto se critica que tal como está la justicia en ese momento, no importan los estudios que puedan tener los jueces, ya que sus decisiones se venden, las gobiernan el interés que tengan, sea económico, de poder o social. Esta persona que tiene que velar por el interés público, sólo entiende por justicia lo que le pagan por ella, prefiriendo siempre el oro, utilizando la metáfora del vellocino, a impartir una justicia correcta.

En el segundo cuarteto el poeta nos habla de que los jueces interpretan las leyes según sus propios intereses, sin tener en cuenta los derechos de las personas, lo que hace que se las ofenda. Según lo que se les haya pagado y cuanto haya sido la cantidad, así se sabrá cuál va ser el veredicto, ya que de antemano se sabe el resultado del mismo.

En el primer terceto, se nos dice que ante la injusticia o ante la duda, el dinero es el que siempre va inclinar la balanza y por eso, para todos, por encima de las leyes está el beneficio, lo que se pueda sacar.

En el segundo terceto, no parece que esto puede cambiar y por eso se ve a la justicia como a Pilatos, que se lavó las manos y entregó a Jesús, o como a Judas, que vendió a Cristo por 30 monedas.

Como podemos apreciar en este poema, la temática del mismo es tan antigua como actual. De hecho, las mismas inquietudes, reticencias y sentimientos que a autores como Quevedo les hacían escribir este tipo de poemas, son las que también influyen en muchos autores contemporáneos, reflejando en su obra la falta de justicia y la importancia de las influencias y del dinero en muchas de las decisiones judiciales.

Nota de Susana Marín.

Marín, Susana. Mar., 2014. A un juez mercadería, de Francisco de Quevedo. Poemario. Acceso en https://poemario.com/a-un-juez-mercaderia/



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  • Alejandro Pérez Correa May., 2022

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